22 sept 2008

Cerquita del cielo

Como este año no ha habido vacaciones, no se me ha ocurrido nada mejor que recorrer los álbumes de fotos y recordar algunas vivencias magníficas. Me preparé una caipiriña con unas limas que me trajo mi hermano Fernan y me senté en la terraza a saborear semejante cóctel mientras echaba un vistazo a las fotos y a un número de una revista que se llama "expansión" y que es suplemento de no sé que periódico. El número estaba dedicado a Navarra y sus excelencias entre las que destaca su gastronomía. Miguel Indurain, hizo un recorrido por algunos de los lugares más emblemáticos de la región y entre ellos "El Peregrino" (http://www.hotelelperegrino.com/). Indurain habla de su propietario Ángelo Cambero y toda una familia entregada en cuerpo y alma a hacer las delicias de sus clientes. Yo tuve la suerte de hospedarme en una de sus excelentes habitaciones y disfrutar de una experiencia inolvidable. Carol, amiga de la familia, quería llevarme desde hacía tiempo. Sabía que iba a alucinar.




Foto Exterior Hotel El Peregrino septiembre de 2007

Esta foto es del exterior del hotel. Pertenece a la cadena Relais & Chateux, lugares con encanto que en este caso queda perfectamente demostrado. Llegamos Carol y yo por la tarde después de pasarnos medio día en la calle del Puerto, en el casco viejo de San Sebastián, de pintxos. La primera impresión fue la de oir hablar a estos muros. ¡Cuánta historia deben guardar! Hace muchísimos años esto fue una hospedería para peregrinos ya que el lugar se encuentra en pleno Camino de Santiago. La familia Cambero ha sabido mantener todo el esplendor del lugar y han podido combinar perfectamente lo tradicional y lo moderno. Las habitaciones son un pequeño museo en el que destacan muebles seleccionados con muy buen gusto y algunas obras de arte que son de tu pertenencia mientras dura tu estancia en el lugar. Tras recorrer sus instalaciones y disfrutar de un paseo por los jardines, una ducha y como nuevo para dejarnos llevar por una gran pasión, la mesa y el mantel. Las recomendaciones indicaban dejarnos llevar por las sugerencias del día. Ropa cómoda y el reloj olvidado sobre la mesilla de la habitación. No hay prisas y necesitamos todo el tiempo del mundo para dejarnos sorprender. Unos cómodos sillones sirvieron para degustar un Jerez. Minutos después el anfitrión, Ángelo nos acompañó a nuestro pequeño altar. Allí adoraríamos la mejor gastronomía de la zona regada con uno de los mejores caldos que hasta el momento he probado. Un buen Ribera del Duero. La mano maestra es la de Nina Sedano, esposa de Ángelo que ha sabido llevar a la mesa de su casa lo mejor de la huerta navarra en combinación con excelentes carnes y pescados. Apetecía carne y me encontré con un sabrosísimo cordero que degustaba con mucho empeño a medida que disfrutaba de cada trago de vino. La atención es absolutamente encantadora. No podíamos estar mejor situados en el comedor, frente a la piscina perfectamente iluminada. La conversación con Carol nos llevó a recordar viajes anteriores en los que como siempre nos hemos empeñado en hacer un buen repaso por la gastronomía local y de repente nos vimos sumidos en un mar de comparaciones totalmente injustas. Cada sitio es exclusivo y especial, cada sitio tiene su encanto.

Carol y Ángelo Cambero en el restaurante del Peregrino


La noche acabó más tarde de lo que pensaba. En cuanto el trabajo bajó en intensidad, Ángelo nos pidió sentarse junto a nosotros para cenar. Fue un placer compartir varias horas con este hombre que sabe del mundo, ama su trabajo pero fundamentalmente sabe disfrutar de cada momento. Aquel rato lo pudimos acompañar de una fría botella de Champagne. ¡Creo que es la mejor bebida del mundo!


Champagne para refrescar el alma

Pero lo mejor estaba por llegar, el desayuno con Canto Gregoriano incluido. Esa otra experiencia ya te la contaré.

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